
09 de diciembre de 2006
¿Qué hay que hacer al llegar a la cima del Corcovado? Sacar fotos. ¿Cuántas? No menos de treinta y cinco. Y la infaltable será posar delante del Cristo Redentor emulando sus brazos abiertos, él con la vista perdida de en la bahía de Guanabara y nosotros mirando a cámara. Tal vez Ranieri Ribeiro sea algo más tímido que el resto, o a lo mejor tuvo un mínimo de dignidad y decidió ser el más original de la jornada. O quizás no haya tenido quién le sacara la foto y su propia mano estaba ocupada disparando la cámara. (Ah! Gracias a Azevedo, nuestro taxista-guía, también fotógrafo de sociales)
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